GRANADA, CIUDAD ENCANTADA

     Por mucho que a este pirata le guste su tierra, su paraiso, tengo que reconocer que la cuidad de Granada ejerce sobre mi una atraccion especial, casi unica. Durante años nunca falte a Las Cruces de Mayo, y cualquier motivo era buena excusa para escaparse a Granada. A ser una ciudad magica, arabesca, con sus callejuelas, con sus teterias, con su zaidin, su barrio de los pajaritos, y por supuesto, su Alhambra, su Paseo de los Tristes, a todo ello hay que sumarle que era, en aquellos dias, la ciudad universitaria por excelencia. Eso para este pirata significaba una cosa, chicas viviendo solas en pisos de alquiler, con amigas. Casi que tengo que agradecer no haber podido estudiar en Granada, en algunas temporadas largas que pase alli, en el piso que mi hermana compartia con otras cuatro chicas, me di cuenta de una cosa, en un piso de estudiantes, cada noche, alguien tiene gana de jarana, y cada noche yo me apuntaba con la juerguista de turno. De modo que un viaje a Granada siempre suponia varias cosas, primera, juerga asegurada todos los dias, segunda, si habias llegado con sobrepeso, tranquilo, adelgazarias seguro (olvidaos de la dieta del meloconton o de la alcachofa, iros a Granada dos semanas y volvereis como silfides) y tercero, como diria Concha Buika, volveria a mi Almeria "jodido y contento".

     En una de aquellas escapadas a Granada, una tarde, la chica con ganas de pasarlo bien era una holandesa, una de esas estudiantes de intercambio que tanto abundaban. De todas las compañeras de piso de mi hermana era la unica que parecia no haber sucumbido a la influencia de mi hermana. Realmente no se como lo hacia mi hermana, pero cuando yo llegaba a su piso, compartiselo con quien lo compartiese, tenia el terreno muy, pero que muy allanado, era como si todas las chicas del piso pensasen que yo era el Jonhy Deep de los piratas, para todas ellas, antes de entrar por la puerta, yo era el pirata divertido, caballeroso y majo (al parecer para ser majo da igual si tienes cara de bestiajo, siempre que tengas los ojos verdes). Pero como decia, Jenny, aquella preciosidad importada, no parecia haber reaccionado a la influencia hermanil.

Salimos a media tarde, fuimos al Camelot, tomamos cafe y charlamos sobre cultura holandesa, vamos que charlamos sobre coffeeshops y chicas en escaparates. Mas tarde dijimos de ir al cine antes de la cena, Jenny no parecia reaccionar a mis indirectas, asi que bueno, pasemos una velada agradable, no siempre hay que abordar todos los barcos, pense. Pero como en otras ocasiones, la suerte se alio conmigo, fuimos a una pelicula que yo desconocia y que aun recuerdo perfectamente, en ella una, por entonces, despampanante Marivel Verdu seducia a los pasajeros de un tren, los narcotizaba y luego les robaba. La pelicula tenia una carga erotica muy buena, tanto que parecio empezar a doblegar las murallas de aquella holandesita. Durante la cena mis indirectas directas ya si tocaban en blando, y si a ello le sumamos dos botellas de Rioja…

Para completar la suma erotica y etilica, nos fuimos al Labrador, y claro, aquella mezcla de vino blanco, vino dulce y coñac hizo el resto. Fue entonces cuando me dijo que al dia siguiente por la tarde volvia a su pais, y que ademas lo hacia sin haber probado bocado, lo dijo entre risas, pero aquello sonaba a "chaval, si querias una oportunidad de probar holanda, aqui la tienes".

No queriamos volver al piso, lleno de chicas estudiando, asi que acabamos llendo al piso de otra estudiante holandesa que habia venido con Jenny y que esos dias estaba sola. Su amiga, muy cooperadora nos dejo la llave y prometio no volver en toda la noche . 

     Aquella noche descubri que holanda no solo tiene flores y queso, holanda tiene mucho por descubrir, se lo aseguro. La noche fue totalmente apasionada, incluso en algunos momentos imitamos escenas de la pelicula de la Verdu. Por la mañana, ella se quedo durmiendo en el piso de su amiga, yo sali en direccion a casa de mi hermana, paseando, un poco resacado, pero feliz y contento. Me pare a tomar churros en una cafeteria y cuando fui al baño me di cuenta de que no llevaba ropa interior, sonrei, pero esa sonrisa se convirtio en carcajada cuando recorde lo que habia hecho antes de salir del piso en el que Jenny dormia placida y espero que satisfecha. Habia buscado por el piso hasta encontrar un edding, uno de esos rotuladores indelebles, y muy suavemente, sin que Jenny llegase a despertar, le coloque una frasecita en la cara interior del muslo, muy cerca de su sexo "POR AQUI PASO UN TORERO, RECUERDO DE ESPAÑA".

     No penseis mal, ademas de pirata soy caballero, y sabia que Jenny se reiria con aquello, y asi lo hizo. Durante varios años hemos mantenido amistad a distancia, y siempre que hablabamos por telefono acababa diciendome "¿cuando me firmaras el otro muslo?".

     Este pirata tiene que reconocer que la leyenda que reza en una de esas calles encantadas de Granada, no solo es poetica, es totalmente cierta:  

 

                   "Dale limosna mujer

                    que no hay en la vida nada

                    como la pena de ser

                    ciego en Granada"